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No se preocupen por el mañana

MATEO 6:34. NO HAY QUE ANGUSTIARSE POR EL MAÑANA SOLO TEN FE EN DIOS

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34). Al leer este versículo, podemos ver claramente como Jesús nos propone vivir el presente.

Aunque esto no quiere decir que no podemos hacer planes o pensar en el futuro, pero Jesús nos hace la invitación a vivir solo el presente y sin la ansiedad de pensar en lo que podría suceder a futuro.

MATEO 6:34. NO HAY QUE ANGUSTIARSE POR EL MAÑANA


Contexto de Mateo 6:34

Cuando Jesús dijo estas palabras, claramente se refirió a que no debemos angustiarnos o preocuparnos en exceso por las cosas del mañana.

Por lo tanto, es mejor enfrentarse a las situaciones del día a día y no debes temer porque el Señor está contigo; no te angusties, porque Dios te fortalecerá y te ayudará (Isaías 41:10).

Por supuesto, esto no quiere decir que nunca debamos pensar en el mañana o hacer planes para el futuro (Proverbios 21:5), pero la idea es que no debemos sentir angustia por lo que pudiera pasar.

Es que esta ansiedad solo nos quitará la alegría y la ilusión de cada día, y no nos dejará prestarle atención a todo lo que tenemos que hacer en el momento.

¡Preocuparnos por los problemas del mañana no los va a resolver hoy!  Debemos estar en paz; no se angustien ni se acobarden (Juan 14:27). Además, muchas veces las cosas que nos preocupan ni siquiera pasan en el futuro, así que concentrémonos en el presente.

 

Jesús y el Sermón de la montaña

Estas palabras de Jesús descritas en (Mateo 6:34), forman parte del Sermón de la Montaña (o Sermón del Monte) y que se encuentra en general en los capítulos 5 al 7 de Mateo.

En dicho sermón, Jesús indicó que preocuparnos demasiado por el futuro, no nos hace más felices ni tampoco nos alargará la vida (Mateo 6:27).

Además, Jesús también dijo que, al poner a Dios como prioridad en nuestra vida, no tendremos que angustiarnos por lo que pasará mañana. Dios cuida a los animales y las plantas. ¿Cómo no va a cuidar de las personas que lo adoran? (Mateo 6:25-26, 28-33).

 

Muchas cosas que te preocupan no siempre ocurren

¿Te has dado cuenta que muchas de las cosas que te preocupan o angustian, muy pocas veces ocurren en el futuro o no se dan de la misma forma? 

Debemos aclarar que Jesús no está diciendo que en la vida no vas a tener preocupaciones por el futuro, pero lo que sí dice es que vivas un día a la vez. Como vemos en el Salmo 118:24: "Este es el día que hizo el Señor, me gozaré y me alegraré en él"

Por lo tanto, preocuparse y gastar las energías el día de hoy tratando de resolver los problemas del mañana, ¡no es para nada saludable!

Hay que vivir la vida ¡aquí y ahora! “En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación (2 corintios 6:2).


Planear para el mañana es bueno, pero afanarse por el mañana es tiempo perdido

En ciertas ocasiones, es difícil diferenciar entre planear para el mañana y afanarse por el futuro. Recordemos que planear significa pensar con antelación en los objetivos, pasos y acciones, siempre confiando en la dirección de Dios:

“Y todos estos estaban bajo la dirección de su padre en la música, en la casa de Jehová, con címbalos, salterios y arpas, para el ministerio del templo de Dios” (1 Crónicas 25:6).

En cambio, el que afana, se verá abrumado por el temor y se le hará difícil confiar en Dios. Por lo tanto, no permitas que tu afán por el mañana afecte tu relación con Dios.

Recordemos que cuando se hace todo bien y en calma, el afán disminuye: “Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá” (Salmos 39:6).

Por lo tanto, como se indica en Mateo 6:34, hay que ocuparnos de los problemas del hoy y tratar de solucionarlos, ya que mañana llegarán otra clase de problemas.

¿Y tú, piensas incansablemente en el mañana? No olvides que aquella persona que se afana, deja que sus planes interfieran en su relación con el Señor.

 

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